11.- LOS BESOS QUE NECESITAMOS.

¿Donde fueron los primeros besos de aquella oscura noche?, cuando la vida era luna y el sol estaba metido en una mochila, siguiendo por los pinos, me buscaba la sombra de aquellos días de incertidumbre y el valor se conseguía escapando de aquel ambiente desgarrador, que me ataba y abrazaba, a la vez, las insólitas y desconocidas situaciones, que no era otra cosa que huir de la monótona y bloqueada normalidad, a los vaivenes de sorprendentes estados, para encontrar la liberación.

Aquellas lejanas vivencias, unidas en repetitivas situaciones en un mismo entorno, pero con vistas diferentes, en sus consecutivas frecuencias, se fueron trasladando a nuevas experiencias, con novedosos encuentros de distintos acontecimientos, y fue creándose, una nueva imagen, con divergentes causas, que transformaron por completo el colapso inicial y donde la nueva anatomía paisajística, nos hablaba de una manera muy diferente, pero totalmente compatible a la inicial.

Solo los besos de amor saben, desde los inicios, en su largo recorrido, paseando por las delicias y sin sabores, de lo que anduvieron y trasladados al brillo de estos días, de la grandísima pasión,  que emana de dentro,  traen la entrega que sentimos,  cuando besamos a los seres que amamos.

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