41.- CUANDO EL FIN SE HACE COMIENZO.

Cuando llegamos, estaba todo con el brillo que regala el inicio de la novedad, estaba el entorno que iluminaba el recorrido de nuestro andar. Ante semejante divinidad nos regocijamos en aquel espectacular paraje, puro y único, dando la oportunidad de ser participes de un nuevo recorrido, jamas observado antes por nadie, es estar en otro mundo, dentro del  mismo  mundo, con la diferencia de semejante impresión que genera la belleza de sentir estar en el lugar que siempre y nunca habías llegado a encontrar. Es meterse dentro de un entorno que es tan poderosamente  especial que se hace el dueño de uno mismo,, dejándote llevar sin haber ninguna otra posibilidad de realizar cualquier cambio que desees cambiar, es imposible, como cuando el insecto se introduce en la flor, prueba el néctar y la flor se apodera del insecto, pasando éste último a ser parte de la planta, así es convertir las penas en alegrías, la tristeza en felicidad, la negatividad en positividad, el caos en orden, la desdicha con el entusiasmo, de sin querer hacer mal, no exista otra opción de hacer bien, en ocasiones sin saber las intenciones, como cuando el curso tranquilo del río se convierte en una enorme cascada y después continua su tranquilo curso.

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