80.- EL SILENCIO EN EL INTERIOR DEL RUIDO.

Es posible, por fin, ya me he enterado por donde va la corriente, estamos cuarenta y la madre, unos dicen unas cosas, otros dicen otras y cada uno cuenta sus historias y vienen llegando más, que se suman al grupo, cogen onda y como quien se sube en la moto y se pone a toda marcha a hacer el recorrido de improvisación y lo que era un pequeño murmullo, va comenzando a subir de tono y el personal se apodera de las luces y las sombras y sin moverse del sitio, va aumentando el careo o cacareo, con altibajos de vocerío y las palabras, van tomando forma definida o mejor dicho, impulsiva con expresiones que pasan de color marrón a marrón oscuro y los toques de aviso, de manera espontánea, aparecen como si hubiera arqueros a distancia, echando flechas y los tonos toman cuerpo de grito y lo que era una conversación tensa de grupo, pasa a ser una jaula de leones, que discuten por llevarse la tajada a las fauces de sus mandíbulas, sin reconocer a nadie, de todos los reconvertidos en estados violentos y con todo el panorama imposible, para ver, oír y callar y a la vez estar ahí.

 ¡Que difícil es compartamos todos el graderío, asistir al espectáculo y a la vez, estar  absolutamente en silencio!

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