95.- LA BÚSQUEDA DE LIBERTAD.

Fuimos en pura niebla, anduvimos millones de kilómetros, a paso lento casi sin visión, sin rumbo, a la deriva y sin espacio a la esperanza de encontrar tierra firme, en un continuo y a la vez, sin fin de deambular por recorridos sin retorno, en un avance de perdición con algunos obstáculos repentinos, que para superarlos el Corazón lo había que envolver en el puño, con la inquietud de no saber si el final era el principio de los acontecimientos determinantes en su conclusión, sin opción de maniobra para la supervivencia y sin posibilidad de regreso, pues las mareas marinas, conducían a su libre albedrío, con el impulso del viento y atrapados en la huida de aquella imposible prisión, donde el único escape es poner tierra por medio, arrastrando todos los atuendos que atrapan, con la única esperanza de encontrar nuevos espacios de entornos opuestos a las ataduras que hacen estar inmovilizado, atrapado en su impresión de sus propias rarezas.

Se puede pasar una vida completa buscando la libertad, pero la solución es la constancia inconformista, porque la liberación existe y cuando se consigue llegar a tierra y pisar suelo firme se crea la oportunidad de abrir los brazos, romper los muros de las ataduras, ver lejanos horizontes,  avanzar, cruzando puentes, encontrando frondosos bosques, rebasarlos y encontrarse con nuevas perspectivas en los nuevos amaneceres.

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