216.- LOS QUE NO DEJAN VIVIR.

¿Como puedes estar todo el día con el ojo puesto en la mirilla de la puerta?, No soporto que te vayas con los amiguitos que te has echado, vas a echar tu vida a perder, además con esa gente que vas es drogadicta, tendrías que tener un par de dedos de frente, no te convienen para ti ese tipo de compañías; yo no te he he criado para que ahora me hagas ésto, 

Siempre he confiado en qué para el día de mañana, fueras un hombre de provecho y después de todo el esfuerzo de haberte criado coges y me respondes así, ¡Tu me vas a matar un día de éstos!, No eres quién, pensaba que podías ser el alguien que algún día tendrías que Ser, ¡Tú no eres el hijo que yo imaginé!, Un día de estos, no me vengas con chismes, que aquí no entras, así qué ¡Andate con mucho cuidado de los pasos que des!, Aquí no hay vuelta de hoja, ya tienes edad para saber hasta dónde tienes que llegar, ¡Vas a la bartola, te da igual ocho que ochenta! Y en esta casa somos gente de bien, así que te lo repito por última vez, ¡Aquí no entras, como me vengas con historias!, Ya nos has hecho mucho de sufrir y no soporto que todo el barrio sepa con quién te andas, 

Estoy harto de cuando salgo a la calle, la gente me mire de arriba a abajo por el hijo macarra que tengo,  ¡Con las pintas que llevas!, Si hubieras vivido en mi época, cuando era joven, ¡Mi padre te hubiera hinchado a hostias!, Con ese pelo pintado que llevas de verde, tendrías el cuerpo lleno de moratones y con ese pendiente, que pareces maricón, ¡Eres la vergüenza de la familia! Y lo peor es que me a tenido que tocar a mi.

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