260.- MEJOR HACER GIROS DE TRESCIENTOS SESENTA GRADOS.

Para cambiar, lo haces el doble;  es para hacer desaparecer la rutina, pasarla a nuevas espectativas, es cierto que es doble maniobra, hay que hacerlo así, es un doble giro, porque si dejas una cosa para hacer otra, al final se va en sentido contrario y es como deshacer lo que se estaba haciendo, para después continuar en sentido contrario y arrepentirse de lo que en un inicio se hizo.

Entonces para que el cambio sea exitoso, son dos giros de ciento ochenta grados, en dos tiempos diferentes, pero seguidos y así continuamos hacia adelante, dejamos lo que producía soluciones desgastadas, sin ánimo de lucro de intención interesada, 

Con el agotamiento de generar el segundo giro, volvemos a tener la misma panorámica anterior, con otros paisajes, porque lo bueno es que los que te enrolan en su contradicción, se confundan, (con el primer giro, sin que  esperen ellos hagas el segundo), al guiarte por los derroteros que quieren  al hacer la doble vuelta se descubren delatándose en sus intenciones, es como pensar que el Sol en su crepúsculo se pone en el poniente y después pensamos que desaparece, para al amanecer alguien lo coloque de nuevo en el este, cuando lo que ha ocurrido es que ha dado la vuelta hasta su llegada por oriente, o pensar que a base de errores se destruyen las posibilidades de conseguir objetivos, cuando lo que ocurre con los fracasos es que se desarrollan las experiencias para fortalecerse y desarrollarse personalmente.

Por ello no se miden las distancias por el punto que separa otro punto, sino por el recorrido que hace cada punto en hacer su recorrido, hasta repetir su secuencia; de esta forma el valor del avance del cambio está en la propia materia y no en la dependencia de otra contrariada materia.

Ver "IZAL - Meiuqèr" en Youtube 


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