264.- POR FAVOR, DÉJAME EN LA OSCURIDAD.

Por favor márchate y dejame en la profunda oscuridad de la noche, aquí en la más absoluta soledad, ¡Vete y déjame solo!, Es la manera de soportar el aciago de mi penumbra en el olvido.

No quiero salir a la Luz, el viento me arrastró a la nada y mis ojos no ven más que el color negro de las frías noches que alargan el dolor del recuerdo de otras épocas de esplendor, donde el contraste de luces hacia brillar mi Alma de aquella Vida de  Amor al prójimo, por Corazones que en un tiempo brillaban con la Luz de otros amaneceres y su andar era el encuentro de fosforescentes Mariposas que aleteaban el movimiento paulatino, en su agitar hacían zig zag al viento, en su movimiento se trasladaban en su vuelo con la magia de ir desprendiendo pequeñas chispas luminarias, resplandecían de Luz alrededor de los entornados floridos, que recorrían a su paso, polinizando las bellas flores silvestres, donde al posar sus patas como hilos de luminosidad, adornaban el borde de los pétalos, como si de purpurina se tratara y así dejando el rastro por todos, las andancias pasasen en su extensión el transcurso de los tiempos...,  

En el encuentro de mi caminar no imaginara terminase el ocaso de mi noche en la más absoluta soledad de aquel Amor, como en su vuelo el ruiseñor, cuando lo alza y en su marcha abandona, olvidándose con quién estaba,  dejando a la espera a mi Ser, ¡Así me he quedado!,  ¡Para la eternidad!, Sin esperanza para pasar por el trasiego del recuerdo, dónde mi Corazón en otros tiempos brillaba junto al aleteo de mi Amor, quedándome sin aquellos brillos en la más absoluta lóbrega confusión, ¡Con la marcha de su vuelo me quedé!,.

Por favor márchate y dejame en la profunda oscuridad de la noche, aquí en la más absoluta soledad, vete y déjame solo, es la manera de soportar el aciago de mi penumbra en el olvido.

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