424.- LA DESPEDIDA SIN DESPEDIDA.

 La última vez ha sido una despedida sin despedida, habíamos quedado sin esperarnos y las circunstancias nos encontraron, no contábamos vernos y entre la multitud en un lugar concreto estuvimos acompañándonos.

El vernos, era una sin razón con razón, un sentir extraño para los dos, 

Durante la estancia el Sentimiento compartido de los dos fue el hallarnos en un mismo lugar en dónde dos fieras salvajes hartas de rodar por el Mundo de sacar garras para comérselo, de enfrentarse a otros terribles depredadores y estar justo compartiendo el mismo lugar en ese momento, con ese entorno, con esas personas, era llegar cada uno por su lado, marcados de golpes lamiéndonos  cada uno las heridas a un mismo instante estando unidos todos los momentos anteriores en uno conseguíamos de repente apretar nuestras experiencias personales a un lugar concreto.

Nos encontramos entre un montón de gente de paja, pero con Vida, donde en el sosiego de ésta cosecha no nos podíamos exteriorizar, 

Aceptando resignados mutuamente las vivencias compartidas, era una situación intensamente contenida, no podíamos dar explicaciones y por tanto éramos ausentes de nuestro interior en las atractivas presencias encontradas, donde dos conocidos en sus soledades compartidas se sentían extraños entre aquella multitud de normas absurdas establecidas.

La sesión fue transcurriendo, con la normal y contrariada normalidad, "es cómo si las aguas estuvieran desde fuera en estado de calma intensa en toda su superficie y los dos estuviéramos cada uno a una orilla viéndonos frente a frente ocurriendo al meter las manos en el río, unas fuertes corrientes internas trataran de arrancárnosla",

Terminados los tiempos, la despedida fue en común entre todos, nos miramos a los ojos, sin darnos la mano, en la complicidad, nos despedimos,

En nuestro mutuo entendimiento unidos al silencio nos dijimos, ¡Ojalá algún día nos volvamos a encontrar!

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